Y en este azul, nuestro color interior, incierto, pero dominante. Encarnado por él, se colapsan los sueños, en sus vidas azules, añoranzas.

 

Y en este azul, nuestra paz interior, puede ser muerte, pero determinante. Encarnado por él se hace vacío el alma, en sus recuerdos coloridos, disturbación.

 

Y en este azul, nuestros amores, inciertos, pero hechizantes. Encarnado por él, se congelan los deseos, en su melancolía inacabable, gozo.

 

¿Y nosotros?

 

¿Cómo fue mi nombre, sombra azul del tuyo?

 

Diluido en agua, en polvo, en espuma, en pedazo de cristal, en una cortadura de la piel, en el vuelo del golean, en el sol de acero, en la muerte agridulce de tus lágrimas.

 

Tan contento, leyendo, comas y puntos epifánicos en el gozo de no ser, solo el azul como recuerdo del no ser.