Cuando empece a trabajar, a hacer una inmersión en mi serie Génesis, descubrí que la estructura misma de esta noción de paraíso surgía espontáneamente.

Mi memoria era siempre líquida y se formaba siempre alrededor de una playa, la junta del universo físico con el elemento líquido. Cuando mi mente se percataba que podía observarse, se concretizaba con el deseo de estar presente.

Al inicio la presencia era sólida, se disfrazaba de roca, luego quiso animarse, respirar, deslizarse sobre la materia, me volví orgánico, vegetal.

Cuando quise abrazar esta creación tuve que volverme móvil, desplazarme sobre esta superficie, nadar, porque no se podía salir enseguida del elemento líquido de la memoria, luego reptar, tocar lo vegetal, correr, saltar y abrazar el cielo.

Cuando al fin fui el observador de este mundo, el paraíso, y que solo dice que es dar forma, vi que este sueño líquido era un depósito de agua. Una forma orgánica de la memoria.